sábado, 11 de octubre de 2008

Por los pelos




Ya está. Ya lo tengo. Ya he dado con un tema con el que estoy totalmente a favor. No lo digo con el sarcasmo acostumbrado. Lo digo de corazón. Si hay algo que me produce una satisfacción inmediata es ver un trío compuesto por una rubia, una morena y una pelirroja. Es como la Santísima Trinidad de la coloración capilar. El círculo cerrado, un Todo armónico y heterogéneo. La emoción que me produce es muy parecido al que Amelie Nothomb expone en sus novelas. A ella se lo produce degustar chocolate blanco o nadar como una sirena. Es una sensación de efervescente voluptuosidad, como si me espolvoreasen Peta Zetas en pleno hipotálamo.

Yo creo que su origen es tan remoto como el nacimiento de Jesucristo. Los Reyes Magos fueron los primeros en hacer esta mella cromática en mí. ¿Cómo poder decantarse por uno sólo? ¿El del pelito cano? ¿El pelirrojo o el negrito? Son un conjunto indisoluble y lo saben. Si Baltasar hubiera sido un poco más ambicioso, se habria apoyado en el amplio favoritismo que despierta para emprender su carrera en solitario, como Beyoncé.

En mi infancia tardía la cosa adquirió tintes (nunca mejor dicho) de auténtica obsesión con dos tríos. Uno musical. Bananarama. El otro, cinematográfico. El compuesto por Cher, Michelle Pfeiffer y Susan Sarandon en la imprescindible “Las brujas de Eastwick”. ¿Qué niño inminentemente gay no podía pirrarse por tal derroche de talento Hollywoodiense, estrógenos al galope y matas de pelo alborotadas?

“Las Supernenas” sirvieron a las nuevas generaciones para consolidar el clásico recurso estilístico de asociar personalidades al color del cabello. Moreno iguala a carácter. Rubio equivale a dulzura e inocencia. Pelirrojo es sinónimo de exotismo y de pérfida feminidad. El mayor fracaso de dúos como “Modern Talking” o “Los Pecos” radica en no contar con un tercer miembro pelirrojo. Lo mismo sucede con el estilismo de la primera Monica Naranjo; mitad rubio, mitad moreno. Era demasiado bipolar, no abarcaba la totalidad, la trinidad. Del mismo modo, siempre opiné que en las “Spice Girls” sobraban dos morenas. Incluir la variable de “estrato social-tribu urbana” en el caso de la pija o la de “Hobby” en el de la depor, supuso todo un error de concepción artística.

Esta apuesta por la diversidad tonal no resultó fructífera a “Ole Ole”, en la búsqueda de una sustituta para Marta Sánchez. Después de la primera morena Vicky Larraz y tras el altísimo listón de la rubia platino, decidieron apostar por una cantante pelirroja. Fue elegida entre las miles de aspirantes que gravaron una cassette en sus hogares y la enviaron al apartado de correos correspondiente. El programa matinal de Maria Teresa Campos tuvo el honor de hacer la presentación en sociedad. Fue un descalabro. La ocasión la pintan calva.

1 comentario:

Ira Keil dijo...

Me encanta este texto. Lo de que Baltasar tendría que haber iniciado su carrera en solitario para morirse de risa.
Mujeres y mariconadas promete mucho como blog ya te puesto en mi lista de los TOPS.
Por ceirto, si que se pueblicón tu comentario.

Besos